Declaración de Intenciones

Para esta primera entrada en este blog en ciernes, me gustaría empezar con una somera declaración de intenciones. Un punto de anclaje que me servirá a mi mismo para volver a él si en el tiempo se desvirtúa la única razón de existencia del blog y su contenido. Cuando una persona se enfrenta a la decisión de crear un blog, una página web o cualquier otra herramienta social en la red, tenemos que tener claras una serie de condiciones y respondernos a una serie de cuestiones, como por ejemplo, ¿por qué?, ¿para qué? o ¿para quién?. 

En primer lugar, el porqué de la creación de este blog se situaría en la necesidad inherente a mi persona de tratar de dar respuestas a la situación socio-económica-política actual. Después de cerca de 6 años de crisis (cuando más o menos comenzaron a vislumbrarse los avatares en los que hoy estamos inmersos), finalizando 2013, aún no vemos la lucecita que siembre de esperanza la salida de este intempestivo túnel.

En segundo lugar, el para qué es sin duda la clave del blog en sí. Cuando todos nos enfrentamos a un debate político, social, económico generalmente presentamos datos, presentamos lecturas, ya sea digital o de prensa escrita, o audiovisual en su conjunto, algo que hayamos leído o visto en algún lugar, que nos sirve para reproducir el suceso en nuestras conversaciones. La presentación de los hechos, el debate sencillo de lo que está mal, de lo que está bien, puntos de encuentro que todos hallamos mientras discernimos las cuestiones planteadas, son un lugar común que no llega nunca a situarse como una solución, y está es la gran cuestión que hay que plantear en el entramado social, económico y político actual. Resumiendo, la solución es la matriz de este blog, buscar ese punto más allá del debate, que nos lleve a que esto no vuelva a suceder, o a caminos más halagüeños en el futuro. 

Por último, y más importante, para quién. La generalidad de las personas con las que he hablado en estos años, me han planteado sus dudas, sus miedos, sus creencias, y después de analizarlo todo, he llegado a la conclusión de que todos estamos en el mismo punto de encuentro: Algo no ha funcionado bien, algo sigue sin funcionar bien, y algo continuará funcionando mal si no se pone remedio. Y aunque el pasado es importante para conocer el futuro, y el presente también lo es como antesala de lo que vendrá, cimentar un futuro esperanzador y diferente no está en las manos de todos. Esas manos que si tienen ese poder, son pocas, apenas unos 200, 300 o 400 a lo sumo, que con sus decisiones hacen que toda la rueda gire y gire. Hoy día, con el grado de civilización, de cultura y de enseñanza que hemos alcanzado, seguir sometidos a esta verdad absoluta de que la vida de todos está en mano de unos pocos, se antoja cuanto menos, desesperanzadora. Y aquí radica la importancia del para quién. La totalidad de la sociedad debe adquirir una serie de compromisos, de principios que nos parecen olvidados para salir de esta nebulosa de insatisfacción, de inanición ambiciosa, de oscurantismo social que nos mantiene hechizados en los tópicos, en las puntillas desencarnadas como: "es lo que hay", "no podemos hacer nada" o "tenemos que conformarnos con lo que tenemos".

Esta breve introducción deberá servir al lector para comprender el "leitmotiv" del blog. El lector deberá saber si en base a está declaración de intenciones le merecerá la pena seguir el blog o no. La solución a situaciones que nuestro día a día nos plantean es todo lo que buscaré y pediré al lector tras leer las publicaciones. Su participación a través de los comentarios, ofreciendo puntos de vista, ofreciendo soluciones es el modo de hacernos partícipes todos de un cambio que sin duda el sistema necesita, y de antemano, agradecer a todos aquellos que se queden  y ayuden con su opinión a sentirnos unidos ante la coyuntura que nos ha tocado vivir.

Sin más me despido hasta la próxima entrada ya con una publicación para generar debate y sobre todo, soluciones. 



Un cordial saludo!

Sentido común

Dos palabras sencillas que bien aplicadas resolverían toda la amalgama de conflictos que se presentan en nuestra vida y en la sociedad en su conjunto: SENTIDO COMÚN. Algo tan sencillo como preguntarse esto cada vez que necesitemos solucionar algo: ¿Cómo se resolvería esto con sentido común?. Por ejemplo, estamos viendo la televisión, y el mando deja de responder cuando pulsamos los botones. Nuestra lógica enseguida se dispara, y nos lleva a pensar que se han acabado las pilas. Las cambiamos o las movemos, y resolvemos que ahora ya si funciona el mando. Hemos aplicado el sentido común. Otro ejemplo: nuestro hijo se pasa las tardes estudiando matemáticas y cuando llegan los exámenes suspende la asignatura. Nuestro sentido común nos dice que, o necesita nuestra ayuda para comprender los ejercicios, o necesita clases particulares. Problema Resuelto. El niño aprueba la asignatura.

En Economía ocurre algo así: el consumo interno del país cae porque la ciudadanía no tiene dinero para consumir. ¿Como se ha resuelto esto?. Subida del IVA en casi todos los productos, bajada de salarios en casi todos los puestos de trabajo públicos y privados, los préstamos para incentivar el desarrollo económico de una empresa cortados de raíz, favorecer el despido mediante ERES (hasta tres en un año), recortes económicos en todas las esferas sociales (ley de dependencia), y un largo etcétera de medidas adoptadas para "incentivar el consumo interno". ¿Dónde está el sentido común en todas estas decisiones?. Pues se lo han debido quedar los Bancos. Verán:

Exclusión Social


Cuando nos enfrentamos al panorama social que este período de crisis ha dejado en la ciudadanía, y acudimos a los datos que manejan las instituciones públicas o los organismos solidarios, transmitidas en los telediarios, nos damos cuenta que la realidad es siempre más cruel que las simples estadísticas. Cuando vemos las cifras del paro, el número de personas con riesgo de exclusión social, no les ponemos rostro ni nombre, pero cada dato tiene detrás una historia, una piel que reviste un cuerpo humano con unos sentimientos y una fragilidad, que se sienten desprotegidos y desamparados ante situaciones que ellos no han creado. La impotencia sería el sentimiento que mejor definiría sus estados de ánimo.

Ahondar en datos, personalizar los casos o describir sufrimientos no es mi intención con este post, porque hoy en día vivimos inundados en cientos de noticias que ya se encargan de este cometido. Afortunadamente, he de añadir ahora, pues poner rostros o nombres hace que la concienciación cívica sea más efectiva y nos llegue a todos ese puntito de empatía tan necesario y que tanto escasea. Mi cometido con este post es simple y llanamente buscar soluciones. Plantear cómo podemos resolver entre todos un mal que lejos de amainar irá in crescendo con el paso de los meses y los años. Quien hoy vive del desempleo, mañana no lo tendrá y su situación será peor, como simple ejemplo de lo que estoy diciendo.