Exclusión Social


Cuando nos enfrentamos al panorama social que este período de crisis ha dejado en la ciudadanía, y acudimos a los datos que manejan las instituciones públicas o los organismos solidarios, transmitidas en los telediarios, nos damos cuenta que la realidad es siempre más cruel que las simples estadísticas. Cuando vemos las cifras del paro, el número de personas con riesgo de exclusión social, no les ponemos rostro ni nombre, pero cada dato tiene detrás una historia, una piel que reviste un cuerpo humano con unos sentimientos y una fragilidad, que se sienten desprotegidos y desamparados ante situaciones que ellos no han creado. La impotencia sería el sentimiento que mejor definiría sus estados de ánimo.

Ahondar en datos, personalizar los casos o describir sufrimientos no es mi intención con este post, porque hoy en día vivimos inundados en cientos de noticias que ya se encargan de este cometido. Afortunadamente, he de añadir ahora, pues poner rostros o nombres hace que la concienciación cívica sea más efectiva y nos llegue a todos ese puntito de empatía tan necesario y que tanto escasea. Mi cometido con este post es simple y llanamente buscar soluciones. Plantear cómo podemos resolver entre todos un mal que lejos de amainar irá in crescendo con el paso de los meses y los años. Quien hoy vive del desempleo, mañana no lo tendrá y su situación será peor, como simple ejemplo de lo que estoy diciendo.


Soluciones

Para solucionar a gran escala un mal endémico de un País hay que acudir a la raíz. Y la raíz de la exclusión social está en la economía y el reparto de la riqueza. Una primera solución que se me ocurre, es la implantación de topes salariales tanto públicos como privados. Sé que es una medida que calificarán de utópica, pero cuando escuchamos a los políticos decir que todo lo que conocíamos hasta ahora como Sociedad del Bienestar hay que reescribirlo, pues bien, una medida social y que repercute en el bien común es sin duda, repartir la riqueza. No puede ser que haya funcionarios que cobren hasta 100 veces más que otros de otro escalafón. Sin contar lo que ganan Cargos Públicos o Políticos sin ser funcionarios (Asesores de cada Administración). Para ello, debemos hacer una clasificación de puestos de trabajo, una jerarquización por méritos, por requisitos de admisión al puesto y todos los factores que sean necesarios a la hora de adjudicar una cantidad que sea justa y ante todo, proporcionada. A más esfuerzo, mérito o formación, mejor escala, pero dentro de un tope impuesto.

Otra solución, podría ser facilitar el acceso a la empresa privada, al emprendedor de a pie. Lo que ahora se define como autoempleo muy acertadamente. Yo no encuentro trabajo, pues lo genero. Me parece genial la iniciativa, ahora bien, la legislación y la burocracia que tenemos para montar nuestra empresa en nuestro País es feroz y abusiva. La exención fiscal por acuerdos estatales dificulta al ciudadano local competir con sus negocios, pues simplemente, igualemos condiciones. Que a un ciudadano chino le cueste x dinero emprender su negocio y a un español x + 1 + 1 + 1 + 1 es del todo injusto. Revisar toda la legislación vigente, y recortar el gasto necesario para ello es una prioridad que facilitaría ocupar la inmensidad de locales vacíos de todas nuestras ciudades, y a la vez, generar riqueza internamente con autoconsumo.

Reimplantar el sistema de Cajas de Ahorro pero con un funcionamiento totalmente renovado. Acceso a los puestos de trabajo de las Cajas por oposición, regulación de la actividad interna, sistemas de fiscalización válidos y efectivos para cerciorar que cada euro de las personas que depositan allí sus ahorros van destinados a la inversión social. Generar recursos por parte de las Cajas para después reinvertirlos en los emprendedores, en el archiconocido I+D tan olvidado durante la boyantía. ¿Utópico también?. Os invito a leer el origen y fundamento de las Cajas de Ahorro en este artículo que he encontrado en Google. Veréis como simplemente sería volver a unos orígenes pero con las debidas medidas de control y de gestión que fueron boicoteadas durante tantos y tantos años por la clase política.

Podría extender este artículo con otras ideas que a mi se me ocurran pues hay cientos de soluciones para acabar con la lacra de la exclusión social en nuestro País. Y todas ellas tendrán un mismo punto de partida que es invertir en la ciudadanía, en la gente que solo busca vivir dignamente con un puesto de trabajo y una vivienda. Y todas, por utópicas que parezcan, son realizables, porque sólo hay que ver lo rápido que han generado una Ley los políticos para proteger su vida con el tema de los escraches o las manifestaciones en el Congreso de los Diputados. Querer es poder.

Espero vuestras soluciones. Un cordial saludo.






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